Son muchos los sanitarios que se animan a compatibilizar su trabajo en el SNS con una segunda actividad en el sector privado, ya sea en hospitales o abriendo sus propias clínicas. ¿Está la ley de su lado?
Los profesionales que componen el sector sanitario confluyen cada vez más entre el ámbito público y privado. Junto a su horario habitual de mañana, complementan las tardes con un segundo empleo. Según el último informe de la Fundación IDIS ‘Sanidad privada: aportando un valor: análisis de la situación 2021’, en España el sector sanitario privado continúa creciendo, en el último año un 7%, y agrupa ya a 278.291 profesionales, de los cuales un 39% trabaja en el ámbito hospitalario y un 61% a nivel extrahospitalario.
Sin embargo, es necesario echar un vistazo a la legislación para comprender en qué términos puede llevarse a cabo esta doble actividad para no incurrir en una incompatibilidad. Las leyes españolas, en concreto, el Estatuto Marco del personal estatutario del servicio de salud, reconoce “la dedicación prioritaria al servicio público y transparencia de los intereses y actividades privadas como garantía de dicha preferencia”. Es decir, que, por norma, el mayor número de horas deben establecerse en el Servicio Nacional de Salud (SNS).
Cada vez se da mayor libertad a los profesionales sanitarios para poder complementar su trabajo en el SNS. De esta manera, en los últimos años se ha ido suprimiendo el complemento de ‘exclusividad’ en casi todas las comunidades autónomas. Entre los últimos, Andalucía, que en julio de 2020 acordaba con el Sindicato Médico Andaluz que todos los sanitarios recibieran el complemento específico.
Diferencias entre comunidades autónomas
Pese a lo establecido, hasta el momento Navarra, Galicia y Asturias son las únicas comunidades que mantienen un suplemento de exclusividad para médicos y sanitarios: un incremento en su salario asociado a mantener solo una relación contractual con la sanidad pública.
En otras comunidades, como en la Región de Murcia, se plantearon políticas que prohibían a los jefes de servicio ejercer otros puestos en la sanidad privada, con el consecuente revuelo que, en este caso, terminó con 33 profesionales cesados. Sin embargo, a partir del 30 de abril todos los profesionales sanitarios de esta comunidad podrán compatibilizar su labor en ambos sistemas.
La Comunidad Valenciana también fue una de las autonomías que apostó por esta medida disuasoria, pero en junio de 2021 el Tribunal Constitucional la consideró “una cuestión de inconstitucionalidad”. Aragón es otra de las comunidades que ha renunciado recientemente a esta restricción.
Madrid y Cataluña, por su parte, son más laxas con estas medidas, al tiempo que se convierten en las áreas con mayor número de sanitarios en el sector privado. La capital permite combinar la sanidad privada, siempre y cuando esta no supere más de la mitad de horas ejercidas en la pública. Mientras que en Cataluña la única petición es solicitar la compatibilidad, en la que el profesional deberá indicar qué actividad cesará en el caso de que la solicitud de duplicidad fuera denegada.
¿Puede estar la precariedad detrás de esta tendencia?
Según Antonio Cabrera, secretario general de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO (FSS-CCOO), así es. "Los médicos que no tienen un contrato estable en la pública pueden verse atraídos ante las ofertas en clínicas y centros sanitarios privados", asegura al diario especializado Consalud.es.
No obstante, no es la única razón. Muchos profesionales con experiencia en especialidades como Digestiva, Ginecología o Dermatología apuestan por crear sus propias clínicas privadas de pacientes, bien compaginadas con la sanidad pública, o si los resultados de facturación son fructíferos, renunciando al SNS.
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