Llevan más de un siglo en las bandejas de dulces de nuestras mesas navideñas y cuentan con su propio Consejo Regulador que avala su Indicación Geográfica Protegida. Están elaborados con productos de alta calidad, como el aceite de oliva. Y muchos de nosotros no concebimos una fiestas navideñas sin comernos, al menos, uno de ellos. Son los mantecados y polvorones de Estepa.
Como muchos de los dulces tradicionales que tenemos en España, los mantecados de Estepa tienen su origen en las cocinas de las religiosas, en esta ocasión de las monjas del Convento de Santa Clara de Estepa (Sevilla), que elaboraban una receta similar allá por el siglo XVI. Tal fue su éxito que les llegaban peticiones desde diferentes puntos de España. Sin embargo, no fue hasta 1870 cuando comenzó a elaborarse el mantecado, tal y como lo conocemos hoy en día, tal y como apuntan fuentes del Consejo Regulador.
La historia de este tradicional dulce navideño le debe mucho a una mujer: Micaela Ruiz Téllez. Ella introdujo algunas modificaciones en la elaboración con el fin su marido, que era transportista, pudiese llevar los dulces a las diferentes ciudades que visitaba. Por ello, refinaba la harina, la tostaba y cuidaba en extremo el tostado exterior, con el fin de dejar el producto prieto y seco (aunque tierno en el interior) para aguantar el transporte sin romperse. A raíz de esto, comenzó a popularizarse el consumo de los mantecados de Estepa, fundamentalmente en la época navideña.
Mantecados y polvorones tradicionales
Tradicionalmente, el mantecado es una pieza de masa horneada, elaborada con harina de trigo, azúcar glas y manteca de cerdo. A estos ingredientes básicos, se añaden otros para elaborar diferentes variedades, como la canela, el ajonjolí, la almendra, la avellana, el cacao y otros aromas naturales.
Pero la receta que más nos gusta es la del mantecado de aceite de oliva. En ella, se sustituye la manteca de cerdo por aceite de oliva virgen extra, aportando antioxidantes naturales a los tradicionales mantecados, así como vitamina A, D, E y K procedentes de nuestro oro líquido.
Las piezas se presentan con un peso máximo de 35 g por unidad, excepto las de aceite de oliva y los denominados “caseros” o “artesanos” (con mayor cantidad de almendra), que pueden llegar hasta los 50 g.
En el caso del polvorón, la receta es similar, con la peculiaridad de que incorpora siempre almendra y que su forma suele ser más ovalada. Además, llevan más cantidad de harina, de ahí que tiendan a desmenuzarse. Por eso, muchas personas prefieren presionarlo para compactarlo antes de comerlo.
Este año llegarán a nuestras mesas unas 20.000 toneladas de mantecados y polvorones de Estepa, procedentes de alguna de las 19 fábricas amparadas por la Indicación Geográfica Protegida.
Así que, estas Navidades, cuando retiréis con cuidado el papel que los envuelve, recordad que estaréis disfrutando de un dulce con muchos, muchos años de historia a sus espaldas.
¡Feliz Navidad!
Las imágenes de este post son del Consejo Regulador de Mantecados y Polvorones de Estepa
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