Notas que alguien te agita, "Dani son las ocho hay que levantarse, ya, venga, que no llegas al cole", con los ojos llenos de legañas te acercas a la cocina, te echas un montón de cereales en un tazón y empiezas a jugar con la leche, mientras tu madre te vocifera desde la habitación de tu hermana "¡Bébete el zumo que se le van las vitaminas!.
Vitamina C huyendo sigilosamente antes de que te tomes el zumo. |
Pero, ¿Se van realmente las vitaminas? Pues aunque las vitaminas no "se van" del zumo, es decir, ni se evaporan, ni se esfuman, ni se van a Benidorm con la suegra sí se degradan, o sea, se estropean de tal manera que al cuerpo ya no le valen para nada. También es cierto que no todas las vitaminas se degradan por igual, unas son mucho más resistentes y otras mucho menos. Las vitaminas suelen degradarse con la temperatura, la luz solar o en condiciones de pH básico (lo contrario de ácido, una sustancia básica es, por ejemplo, la lejía y una ácida el vinagre).
En concreto, la vitamina C o ácido ascórbico, la que está presente de forma especial en los cítricos, es una de las que se oxida (se estropea) más fácilmente, también es cierto que cuanto menos contacto con el oxígeno y luz solar tenga este compuesto menor será la oxidación, es decir que si hacemos un zumo y lo envasamos al vacío conservará casi toda la vitamina C.
La vitamina A, que popularmente está en la zanahoria y es buena para la vista y que realmente la tienen en grandes proporciones muchas hortalizas (Calabaza, calabacín), verduras (Brócoli, espinacas...) y frutas (albaricoque, pomelo...), es, por ejemplo, muy sensible a la luz solar y se degrada fácilmente si es expuesta. También es muy sensible a la luz la rivoflavina (B2).
Las vitaminas B6 y B12 se estropean fácilmente con el calor.
Sin embargo otras vitaminas como la D o la K son relativamente estables incluso a temperaturas elevadas. De hecho la D es la única que nuestro cuerpo puede sintentizar gracias a la luz del sol.
En definitiva, al zumo a las verduras y a la fruta "se le van" muchas de sus vitaminas sobre todo si los exponemos a la luz solar, al aire o los calentamos durante mucho tiempo. Los consejos son sencillos, no pelar una fruta que no vayáis a consumir y no exprimir naranjas para un zumo que mañana vais a tomar. Respecto a la cocina, los productos frescos locales y de temporada son la opción óptima junto a los congelados, puesto que no han estado expuestas tanto tiempo a la luz ni al oxígeno y además al ser productos de temporada su cultivo es menos dañino con el medio ambiente.
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