La baja visión representa un desafío significativo para quienes la padecen, afectando actividades cotidianas que, en condiciones normales, se realizan de manera automática. No obstante, existen múltiples estrategias y recursos que permiten mejorar la autonomía y la calidad de vida de las personas con limitación visual. Adaptar el entorno, utilizar ayudas visuales adecuadas y apoyarse en la tecnología son medidas fundamentales para favorecer un desarrollo diario más seguro y eficiente. Con una correcta orientación, es posible minimizar las dificultades y fomentar una mayor independencia en la rutina diaria. Por ello, hemos preguntado a los expertos de BCNBaixaVisio, óptica en Barcelona especializada en baja visión, para que nos expliquen cuáles son los retos que enfrentan las personas que sufren este problema y cuáles son las ayudas que existen para poder superarlos y hacer vida normal.
¿Qué implica tener baja visión en el día a día?
Las personas afectadas por una pérdida de visión total o parcial encuentran obstáculos tanto en sus propios hogares como en espacios públicos, donde la falta de accesibilidad o de adaptación adecuada puede comprometer su seguridad y autonomía. Uno de los primeros retos es la adaptación del entorno doméstico y laboral. Una iluminación deficiente, la ausencia de contrastes en los colores de muebles y objetos, o un desorden constante pueden convertir tareas tan simples como cocinar, identificar medicamentos o utilizar electrodomésticos en actividades de riesgo. En los trabajos, la falta de señalización adecuada en espacios comunes incrementa la posibilidad de accidentes, caídas o errores en la manipulación de objetos. Además, a estas barreras físicas se suma el impacto emocional que supone adaptarse a una pérdida visual progresiva o repentina. La frustración, el miedo al desplazamiento o la dependencia de terceros son factores que pueden afectar negativamente al bienestar psicológico de quienes padecen baja visión.
En el ámbito exterior, el desplazamiento por espacios públicos constituye otra de las grandes barreras. La ausencia de señales acústicas en semáforos, aceras mal diseñadas, obstáculos imprevistos o la falta de concienciación social sobre las necesidades de las personas con baja visión dificultan enormemente la movilidad independiente, y eso sin contar que muchas ciudades aún no cuentan con infraestructuras plenamente accesibles, lo que genera una sensación constante de inseguridad y limita la participación activa en la vida social y profesional.
Qué hacer para sobrellevar la baja visión en la vida diaria
Afrontar la baja visión en la vida cotidiana requiere algo más que adaptaciones médicas. La incorporación de ciertos hábitos, el uso de herramientas específicas y el aprovechamiento de la tecnología actual son claves para mantener la autonomía y reducir las limitaciones que impone esta condición. A continuación, se presentan algunas recomendaciones prácticas que pueden facilitar considerablemente las actividades diarias y mejorar la seguridad y el bienestar de las personas con baja visión.
Optimiza la iluminación y el contraste en el entorno
Una iluminación adecuada es fundamental para quienes conservan cierto grado de visión. Siempre que sea posible, debe aprovecharse la luz natural, complementándola con lámparas de luz blanca y directa que eliminen zonas de sombra. Además, reforzar los contrastes en el hogar o en el lugar de trabajo facilita la identificación de objetos y superficies. Utilizar colores claramente diferenciados en muebles, utensilios o señalizaciones permite realizar tareas cotidianas con mayor seguridad y menos esfuerzo visual.
Utiliza ayudas ópticas adaptadas a cada necesidad
El uso de ayudas ópticas sigue siendo una de las soluciones más efectivas para tareas que requieren visión de detalle. Lupas manuales, de apoyo o electrónicas, así como gafas especiales con sistemas de aumento, permiten leer, escribir o reconocer elementos visuales sin depender de terceros. Estas herramientas están disponibles en múltiples formatos y niveles de aumento, por lo que es recomendable seleccionar aquellas que se adapten mejor a las actividades más frecuentes en la rutina diaria.
Incorpora ayudas no ópticas para facilitar las tareas cotidianas
Las ayudas no ópticas ofrecen soluciones simples pero eficaces para mejorar la autonomía. Relojes y teléfonos con números grandes, etiquetas en braille o con letras ampliadas, y la señalización táctil en electrodomésticos son ejemplos de recursos que permiten gestionar el día a día con mayor facilidad. También es útil marcar puntos estratégicos del hogar con cintas adhesivas de colores vivos o texturas distintas, lo que facilita la orientación y el manejo de objetos habituales.
Aprovecha las opciones de accesibilidad que ofrece la tecnología
La tecnología actual proporciona herramientas de gran valor para las personas con baja visión. Dispositivos móviles, tablets y ordenadores incluyen funciones como la ampliación de pantalla, lectores de texto o asistentes de voz, que permiten realizar gestiones, comunicarse y acceder a contenidos digitales de forma sencilla. Existen además aplicaciones específicas capaces de leer documentos, identificar colores o describir el entorno mediante la cámara del dispositivo. La integración de sistemas de control por voz en el hogar también contribuye a simplificar tareas como encender luces o gestionar electrodomésticos.
Aplica estrategias para un desplazamiento seguro en exteriores
Para mejorar la seguridad al transitar por espacios públicos, es recomendable el uso de bastones específicos para baja visión, que además de servir como guía, advierten a los demás sobre la condición visual de la persona. Las aplicaciones de navegación con indicaciones por voz resultan de gran utilidad para orientarse en calles o instalaciones desconocidas, así como memorizar referencias acústicas y planificar previamente los recorridos contribuye a reducir riesgos y a aumentar la confianza al desplazarse de manera independiente.
Déjate ayudar si lo necesitas
En España, las asociaciones y entidades de apoyo desempeñan un papel esencial en la mejora de la calidad de vida de las personas con baja visión, ofreciendo orientación, servicios especializados, acceso a ayudas técnicas y espacios de integración social. Destacan organizaciones como la ONCE, que proporciona apoyo integral en formación, inserción laboral, actividades adaptadas y promoción de la autonomía, y RETINA España, centrada en la asistencia a afectados por enfermedades degenerativas de la retina. A estas se suman federaciones y asociaciones regionales que garantizan una atención cercana, fomentando la accesibilidad, la defensa de derechos y el acompañamiento tanto a nivel personal como familiar.
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